Todos los jugadores de Valorant se han visto sometidos a instalar Riot Vanguard, un sistema antitrampa que tiene como objetivo eliminar todos los tramposos posibles del juego, creando así un ambiente mucho más justo.
Ayer, Paul «Arkem» Chamberlain nos contaba qué medidas se toman dentro y fuera del juego para imposibilitar el trabajo a los que crean y venden los cheats, llegando incluso a meter en la lista negra hardware usado por los tramposos.
Un ejemplo de esto es el sistema de niebla de guerra, planteado para eliminar las trampas basadas en saber la posición del enemigo.
La estrategia de Riot Games es clara: Un complejo desarrollo de las trampas sumado a una rápida actuación contra estos, incluyendo recursos legales, encarecería los precios de estos softwares fraudulentos, quitándolos de la vista del gran público.
Riot Vanguard, un sistema agresivo
Riot Vanguard destaca por su forma de iniciarse. El anticheat se lanza junto al sistema operativo, manteniendo un nivel de seguridad mucho más arraigado. Si bien se puede desactivar en cualquier momento, para abrirlo es necesario reiniciar el ordenador, lo que dificulta enormemente la utilización de programas fraudulentos.
Aunque esto puede jugar en nuestra contra. Son numerosos los jugadores que reportan errores relacionados con la compatibilidad de Riot Vanguard con otros programas, especialmente con los de monitorización de recursos. Esto puede ser un problema que provoca a los usuarios reiniciar cuando quieren ejecutar Valorant.
La opinión del usuario
Arkem comenta la importancia de la experiencia de usuario para luchar contra las trampas. Los jugadores pueden colaborar a través del sistema de reporte y de encuestas que realiza Riot, por otro lado tienen en cuenta la sensación en redes sociales.
Todo esto sumado da a Riot información suficiente como para saber cómo de controladas están las trampas en Valorant y qué estrategia funciona. Riot sigue trabajando en Vanguard para pulirlo antes de la salida del juego en verano.