La primera vez que leí el nombre de Rasmus “Caps” Winther fue en el cliente de League of Legends. Cuando la fascinación por los deportes electrónicos hacía que me metiese en el ranking del servidor para ver qué jugadores podía identificar. En numerosas ocasiones la corona no la ocupaban figuras deseadas como Martin “Rekkles” Larsson, Paul “sOAZ” Boyer o Zdravets “Hylissang” Galabov. Muchas veces la primera posición estaba ocupada por Caps. Quizás su apodo estaba acompañado de otras palabras, números o símbolos. Pero las mayúsculas, como en los inicios de cada frase, siempre estaban marcadas. Al fin y al cabo, no dejaba de ser un nombre propio, pero por entonces todavía era desconocido por el público llano.
Después de la lectura inicial llegaron las primeras imágenes, no precisamente bonitas. Con 16 años, a Caps no se le ocurrió otra cosa que vacilar al mejor jugador de la historia de League of Legends. Tentar a la suerte contra Lee “Faker” Sang-hyeok en 2015, cuando estaba de camino a su segunda Copa del Invocador y sumergido en su época dorada. La factura fue cara: humillación del Rey Demonio a manos de Riven. Cuando eres adolescente aún crees que los cristales rotos no tienen consecuencias. Medio año después, el tipo que osó ser grosero ante Dios, explotó en Reddit por una pentakill con Aurelion Sol. Brilló con un personaje cuyo potencial aún costaba duras penas de entender.
A finales de 2016 llegó su fichaje por Fnatic después de probarse en Turquía y estar a punto de ir al Mundial. Las figuras que conocían el servidor europeo, un lugar que no deja indiferente a nadie, advirtieron mucho sobre el movimiento. Que los black & orange se hacían con un talento prácticamente jamás visto. Como si fueran los niños que gritaban “¡Extra, extra!” con los periódicos en mano en un mundo que nunca llegamos a conocer. Quienes le sufrieron también avisaron, pero con una visión totalmente negativa. “Tienen los días contados”, pronosticaron algunos jugadores profesionales y creadores de contenido. Comentarios y argumentos lógicos que estaban relacionados con la actitud. Muchas veces tenemos un ídolo porque queremos ser como ellos. Los mejores son aquellos que comporten características con nosotros, aunque no sean positivas. Por eso Caps es humano: como muchos de nosotros, ha sido o se comportó como un auténtico gilipollas.
Caps es el hombre cerezo, ni siquiera necesita tener el mejor día para ser bonito de ver
Caps demostró en su debut con Fnatic que el descaro es una moneda al aire. Que sólo entiende de extremos independientemente de si el resultado es positivo o negativo. Jugó su primer partido en la élite europea fue contra los vigentes campeones. No había exactitud de si jugaba más contra G2 Esports o contra Luka “Perkz” Perkovic en particular. La misma bofetada que recibió a manos del Rey Demonio fue un aprendizaje, ya que la replicó sobre el croata, un contrincante al que años más tarde convirtió en su vasallo. El danés reivindicó que un golpe de estado no es la única herramienta para que un Rey ceda su corona. Con aprovechar las oportunidades para demostrar el talento a veces es más que suficiente.
El chico que aparecía en la primera posición del servidor europeo se cargó al mejor medio de la competición en su estreno bajo los gritos de “Baby Faker”. Cometido el error de comparar a Caps con Faker, aquello fue el inicio lo que llegó después: una corrección literaria y la normalización de la excelencia. Al principio hacían falta referentes para poder compararle, pero él se convirtió en la vara de medir del exagerado ejercicio de la comparación. Winther floreció sin respetar la lentitud habitual con la que crecen los cerezos y convirtió la élite europea en un lugar lleno de cerezos en flor. Desde entonces cualquier jugada que pasa por sus manos se transforma en un pétalo, conformando muchas flores por el camino y dejándonos prendados con cada una de ellas. Como si el hombre, por una vez, no fuera un motivo de destrucción de la naturaleza, sino un potenciador.
Siete años después, el medio todavía hace creer que Berlín es una tierra fértil para plantar cerezos. Y la belleza de los cerezos en flor es tan grande que, incluso cuando los pétalos no cogen el mejor color, nos siguen conmoviendo. Por eso Caps es el hombre cerezo, ni siquiera necesita tener el mejor día para ser bonito de ver. No fue el jugador que más participó en los asesinatos de G2 Esports ante MAD Lions KOI. Tampoco lo necesitó. Ni él, ni su equipo. Normaliza los resultados de su metamorfosis como si el resto de flores estuvieran al alcance esa belleza. La League of Legends EMEA Championship (LEC) se ha convertido en un jardín donde Winther coloca sus trofeos a placer. Entre árbol y árbol, ahora tiene once. Con el ritmo que lleva, el final del camino está claro: todo esto acabará cuando a él le dé la gana.